La moral es pública y cultural. No hay moral privada.
Toda cultura, en un momento determinado de su historia,
posee unos «marcos normativos», esto es, una serie de
principios, leyes, costumbres, hábitos, valores… que
organizan los comportamientos de sus ciudadanos en sus
vidas cotidianas. La educación, en este caso, tiene la
función de transmitir la moral a las nuevas generaciones.
Sin embargo, los autores de este libro creen que la ética
no es la moral. A diferencia de ésta, la ética es la
respuesta a la demanda del rostro del otro, una respuesta
que se sitúa en los márgenes de la moral, en los límites
del bien y el mal.
La moral es pública y cultural. No hay moral privada.
Toda cultura, en un momento determinado de su historia,
posee unos «marcos normativos», esto es, una serie de
principios, leyes, costumbres, hábitos, valores... que
organizan los comportamientos de sus ciudadanos en sus
vidas cotidianas. La educación, en este caso, tiene la
función de transmitir la moral a las nuevas generaciones.
Sin embargo, los autores de este libro creen que la ética
no es la moral. A diferencia de ésta, la ética es la
respuesta a la demanda del rostro del otro, una respuesta
que se sitúa en los márgenes de la moral, en los límites
del bien y el mal.