Sabemos que vivimos en buena parte porque recordamos lo que hemos vivido como una historia, como una narración. Y lo explicamos de esa forma. Esa memoria, la de nuestra experiencia, la de nuestra vida, nos acompaña desde el primer día. Por eso, en buena medida, el yo reside en la memoria.Desde esta perspectiva explicar lo que hemos vivido es: explicarse, reconstuirse, entenderse y como no, aprenderse. Y recordar, incluso recordarse, necesita un lenguaje.Pero… ¿qué pasa si los niños todavía no tienen suficientes palabras? ¿No pueden recordar? ¿Cómo pueden evocar sensaciones u obj…
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