Destruir las torres hechas con las cajas de cartón es el juego favorito de un niño. Cada vez que el adulto las construye, él las derriba y, a continuación, se tira al suelo riéndose a carcajadas. Poco a poco, ha empezado a interesarse por construir las torres él mismo, cada vez con más atención y paciencia, aumentando gradualmente la altura y ajustándolas bien para equilibrarlas mejor. También ha aprendido a respetar las construcciones de los demás niños y niñas, que al principio eran una tentación irresistible para él.
No se transforma solo desde el pensamiento, ta…