Había tocado el timbre, no había anotada ninguna falta de profesor y, aunque todavía se veían alumnos merodeando por los pasillos y algún que otro profesor rezagado, la guardia se presumía tranquila.– ¿Llevas bolígrafo? -le pregunto a Alicia.– ¡Ah! Yo tampoco he firmado. Ten.bic – Voy yo al piso de arriba. Quiero recoger unos cuadernos que dejé en el Departamento.hallDi tiempo más que suficiente para que todos subieran a clase y entorné la puerta de acceso a la escalera. La conserje cerró los portones del instituto y mi compañera volvió con un montón de libretas en los brazo…
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