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No tenemos sitio

“Los niños deberían tener para jugar el mismo sitio que
tienen los adultos para aparcar sus coches”

Varios países europeos

(Fragmento de “Cuando los niños dicen ¡BASTA!”)

No hacía falta la opinión de los niños para saber que en nuestras ciudades hay demasiados coches. Lo sabemos y conocemos exactamente su número, los efectos que producen en la salud de los ciudadanos (aire, ruido, accidentes, falta de movimiento físico), en la conservación de los monumentos y, más en general, en la degradación de la ciudad. El problema es que, aun sabiéndolo, no hacemos nada concreto ni radical para que se modifique esta situación en poco tiempo. Los niños tienen sentido práctico. Para ellos jugar es una necesidad primaria, reconocida por los estudiosos del desarrollo infantil, y también un derecho. Para jugar necesitan sitio. Que se les dé el sitio que necesitan. Por eso, los miembros del Consejo de los niños de Fano dicen: “Hay demasiados coches y nosotros no tenemos sitio para jugar”.

Podrían decir mucho más, podrían ser mucho más eficaces. Podrían decir que con sus coches los adultos (padre y madre incluidos) los están condenando a terribles enfermedades, a ciudades sucias y ruidosas, a ciudades feas, pero éstas no son las urgencias de los niños. La enfermedad y la muerte llegan mañana, las urgencias que sienten los niños son las de hoy y hoy necesitan jugar y por eso también necesitan sitio y seguridad.

¿Es sólo un problema de los niños?

Parece que hoy, en una ciudad occidental, los coches aparca dos o en movimiento ocupan y, por tanto, privatizan la gran mayoría de la superficie pública formada por las calles y las plazas. Resulta, por otra parte, que en los países occidentales el número de automóviles con respecto a la población puede estimarse en torno a los 50 coches cada 100 habitantes y que la mitad de aquéllos permanece aparcada. Debemos pensar, pues, que un 25 por ciento de la población condiciona la vida del otro 75 por ciento limitando su movilidad, privándola de espacio, negándole seguridad.

Reivindicando su derecho al espacio para el juego, los niños reivindican el espacio de todos: de quien va a hacer las compras, de quien lee el periódico, de quien pasea, de quien va a pie, en bicicleta, con silla de ruedas. Hace unos años, un grupo de niños invitados por el Consejo de Europa en Bruselas hizo la siguiente propuesta: “En la ciudad, los niños deberían tener para jugar el mismo espacio que los adultos tienen para aparcar sus coches”.

Hace unos años, un grupo de niños invitados por el Consejo de Europa en Bruselas hizo la siguiente propuesta: “En la ciudad, los niños deberían tener para jugar el mismo espacio que los adultos tienen para aparcar sus coches”.

Vinyetes

Podéis encontrar esta viñeta y reflexión, así como una gran variedad de propuestas de actuación, en 📖 Cuando los niños dicen ¡BASTA!, un libro en el que el autor da la palabra a los más pequeños y ellos hacen propuestas o protestan por algún tema que les preocupa.

En cada capítulo, Tonucci responde dos preguntas: «¿Por qué un niño dice esto?» y «¿Qué se podría hacer si lo escucháramos?». A partir de ahí nace un profundo análisis de la condición infantil de hoy en día y una relación de las iniciativas, de las actividades y de las experiencias llevadas a cabo por las ciudades a lo largo de estos años. Unos proyectos, todos realizables, para ofrecer respuestas concretas a sus expectativas (clic aquí).

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