En esta ocasión, vamos a explorar cómo los huertos escolares pueden ser una herramienta con gran potencial educativo en muchos sentidos.
Los huertos escolares pueden llegar a ser mucho más que espacios en los que el alumnado puede plantar y cultivar flores o vegetales. Con un buen enfoque, pueden ser emocionantes aulas al aire libre, donde poder aprender sobre la naturaleza, las partes de las flores o los vegetales, cómo crecen las plantas, las partes de un huerto, etc. Pero no solo eso, sino que también pueden llegar a ser espacios donde trabajar valores esenciales como la curiosidad, la paciencia, el trabajo en equipo, alimentación saludable, cultivar desde una perspectiva sostenible y fomentar el respeto hacia el mundo que nos rodea, en general. Todo ello podemos trabajarlo además a través de un aprendizaje práctico, permitiendo al alumnado experimentar directamente e, incluso, llevando el proyecto más allá del centro, abriéndolo a las familias o involucrando a toda la comunidad, por ejemplo.
Por todo ello, os animamos a ver los huertos escolares como un recurso muy valioso con el que compartir una gran cantidad de experiencias y proyectos con el alumnado de todas las edades.
A continuación, podéis encontrar varios recursos relacionados con el tema, así como propuestas prácticas con ejemplos reales en centros de todas las etapas. ¿Os animáis a construir uno?
Qué son y cómo organizarlos
- ¿Por qué trabajar el huerto en la escuela? El huerto escolar permite a los niños y niñas aprender a través de la propia vivencia. Se trata de un proyecto que nos permite desarrollar el método científico desde una perspectiva muy rigurosa. La motivación del alumnado y la metodología utilizada son los pilares de este trabajo competencial.
- El huerto escolar: mágica fuente de conocimiento y sabiduría. Un solo curso escolar y 80 m2 de espacio natural, convertido en un huerto escolar (lo que ocupa un aula tradicional), bastan para percibir y asumir que los niños y las niñas aprenden desde el goce y la alegría. El alumnado necesita disfrutar cuando realiza tareas y actividades, así, finalmente, aprenden. Todo eso y más, lo experimentan en un huerto escolar.
- La organización del huerto escolar. El huerto escolar permite llevar a cabo un trabajo multidisciplinar con el que se pueden trabajar los contenidos de una manera competencial y adaptada a los conocimientos previos del alumnado y a sus capacidades. Desde el punto de vista organizativo, requiere una planificación previa y estructurada, siendo un recurso que motiva e implica a toda la comunidad educativa.
Propuestas prácticas en todas las etapas
- Una experiencia de huerto escolar ecológico. A partir de trabajar el reciclaje con todas las botellas de agua que se consumían en la escuela, se decide construir un invernadero y avanzar poco a poco en la puesta en marcha de un huerto escolar ecológico. Hemos pasado de plantar lo que se nos ocurría a elaborar un calendario de siembra en el que tenemos en cuenta la asociación y la rotación de cultivos; además, hemos hecho de ese trabajo una experiencia de aprendizaje para toda la comunidad escolar.
- El suelo nos alimenta. Un proyecto de huerto escolar. Se describe la experiencia de huerto escolar ecológico en un colegio público de infantil y primaria. El huerto físico es motivo y espacio de desarrollo de gran parte de las actividades, pero es también excusa para otras que no se desarrollan en ese entorno. El grueso de las tareas se dedica al conocimiento del suelo, la obtención de alimentos y la alimentación consciente, con unos resultados muy positivos.
- Los aromas del huerto escolar y la Agenda 2030. El huerto escolar en la educación primaria es un recurso de aprendizaje ecosocial que sirve para implementar la Agenda 2030, pero además puede contribuir desde el Aprendizaje Servicio (APS) al desarrollo de proyectos innovadores como el Génesis Túria y el Aromas Itinerarium Salutis, con la finalidad de recuperar la flora del Parque Natural del Túria y el patrimonio etnobotánico asociado a este espacio geográfico.
- Aromas del huerto escolar. Los conocimientos tradicionales relativos a los recursos biológicos que nos rodean han pasado de padres a hijos de forma oral. No están en los libros y por lo tanto no llegan a nuestros alumnos. En este trabajo los autores presentan una serie de experiencias en las que, a través del olfato y el sabor, los alumnos aprenden a identificar las plantas aromáticas más frecuentes en su entorno y a conocer sus propiedades y usos, a la vez que adquieren conceptos incluidos en el currículo.
- Del huerto al parque de atracciones. El alumnado de 2.º de ESO se encarga del huerto escolar del instituto como actividad específica de la materia de Ciencias Naturales. A mitad de curso surgió un enfoque distinto que respondía a la necesidad de ensayar estrategias metodológicas basadas en proyectos en los que se integraran las distintas competencias básicas. Se les propuso ir al parque de atracciones financiando las entradas con la venta de los productos del huerto.